
Destino
Tengo en la palma de la mano
dibujada una línea.
Un abismo garabateado
por el mismísimo destino.
Pongo un pie en su precipicio
y extiendo mis alas-aletas
para nadarlo volando.
La gente dice
que he enloquecido
porque hago equilibrio
en el trazo insensato
de mi mano cornisa;
porque desafío imprudente
el camino asignado.
(Ellos desconocen
que he visto,
a tu lado,
la noche estremecerse)
|