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En un acto realizado en la Casa de la Libertad de Sucre, capital de Bolivia, el Gobierno de Argentina, representado por su presidenta, Cristina Fernández de Kichner, ascendió al grado de Generala del Ejército Argentino a la heroína Juana Azurduy de Padilla, por sus labores prestadas en la lucha de la independencia sudamericana.

Desagravio
 
Por Viviana Demaría y José Figueroa



"Atento a que el barrio Pedro Molina I tiene 80 por ciento de habitantes bolivianos, los festejos del Bicentenario no dejaron afuera la multiculturalidad, y si bien no tenía mucho que ver con los festejos patrios, la música norteña tuvo su lugar y se llevó todos los aplausos."
Alejandra Molina.
Diario el Sol.
Edición del día 26 de mayo de 2010

La Unidad Continental
 
“Hemos perdido todo menos la Independencia”, culmina diciendo Simón Bolívar, enfermo en Santa Marta, luego de haber intentado su último esfuerzo: la convocatoria al Congreso de Panamá donde se reunirían las naciones de la América del Sur para conformar una Confederación que representase a toda América luego de la incomprensible negativa de Rivadavia de reincorporar las provincias alto-peruanas recuperadas por Antonio José de Sucre, al hoy territorio nacional.
 
En cuanto a José de San Martín, recordemos que expresa su voluntad de unidad continental manifestándoles a los peruanos: “Queremos la independencia del Perú como hemos querido la de Chile, para que Chile y Perú se unan con las Provincias Unidas del Río de la Plata, para formar una sola Confederación hasta Lima”. Además, es de destacar que es a través de la convocatoria de San Martín y otros revolucionarios que el Congreso de Tucumán declara “la independencia de las Provincias Unidas de América del Sud” y no de las “Provincias del Río de la Plata” (Acta de la Independencia).
 
En Gervasio de Artigas, el dolor se plasma en sus palabras “Yo luché por la Patria Grande Americana y ustedes me traen un paisito. Yo ya no tengo Patria”.
 
Hermanos
 
En el Alto Perú (hoy Bolivia) –  antiguamente territorio integrante de las Provincias Unidas del Río de la Plata – se libró la mayor guerra de guerrillas de América organizada por el General San Martín. Rebautizada despectivamente por Mitre como “La Guerra de las Republiquetas” fue la mayor guerra de guerrillas del continente americano entre 1810 y 1825. De los 105 jefes sólo sobrevivirían nueve. Entre ellos estaba Juana de América, Juana Azurduy, reconocida con el grado de Teniente Coronel del Ejército del Norte a instancias del General Manuel Belgrano quien culminaría sus días abandonada, ignorada y en la más abyecta pobreza.
 
Sin embargo, algo de este sueño continental, aun late en aquellas tierras hermanas. En el Museo de Sucre contiguo a la Sala de los Guerrilleros donde se encuentra Juana, se halla la “Sala de la Bandera de Belgrano”. La enseña que descansa en una caja de cristal es aquella que el Abogado Don Manuel Belgrano, Comandante del Ejército del Norte, enarbolara por primera vez el 27 de febrero de 1812, a orillas del río Pasaje (actual Río Juramento). Para los bolivianos, es el mayor tesoro que guarda esa Nación, en honor al pueblo argentino.
 
Repollos
 
Sólo el pensamiento oligárquico se reconoce en Europa y no en América. Menos en África. Por caso, el locro siendo una comida típica de los esclavos africanos del río de la Plata y también de casi todos los pueblos andinos (del quechua luqru); ha sido apropiada por una alcurnia sin ombligo y se erige como la comida patria por excelencia. Eso sí, borrándole los orígenes negro e indígena. Nuestra tan mentada música ciudadana, por la cual se nos distingue en todo el mundo – el tango – viste de negro desde el sombrero hasta los tamangos. Su etimología proviene de una palabra de origen bantú que procede del antiguo Congo Belga que significa círculo, reunión y sociedad. Y por supuesto, haciendo honor a su cuna, dos de los seis guitarristas de Gardel, eran más negros que el carbón. Otras danzas con indudable influencia africana en las Provincias Unidas del Río de la Plata son el malambo, la zamba, la chacarera y el gato.
 
En 1812 a Bernardo de Monteagudo se le impidió asumir como miembro del Primer Triunvirato debido a su "dudosa filiación materna" (en alusión a sus antepasados africanos). Paradójicamente uno de los impugnantes fue Bernardino Rivadavia (descendiente de africanos). Nos preguntamos ¿acaso Rivadavia disparó algún tiro en las campañas libertadoras? ¿No fueron acaso los criollos, los negros, los indios, los arribeños y los mulatos quienes pelearon en aquellos gloriosos días? Y por decir algo más ¿no fue Bernardo de Monteagudo un revolucionario de la primera hora que, habiendo estudiado en Charcas, encabezó el primer levantamiento en el Alto Perú y luchó hasta sus últimos días siendo asesinado en una oscura calle de Lima?
 
La misma renegación del origen la dio un prócer de dudosa prosapia, quien al asumir como diputado dijo: "Llego feliz a esta Cámara de Diputados de Buenos Aires, donde no hay gauchos, ni negros, ni pobres. Somos la gente decente, es decir patriota"...Sí, lo dijo Domingo Faustino Sarmiento. Estas palabras contrastan con la triste historia de María Remedios del Valle quien fue reconocida por los soldados del Ejército del Norte como Madre de la Patria.  Luchó en las Invasiones Inglesas y luego siguió a Belgrano en la Campaña del Ejército del Norte, terminando sus días con el Grado de Capitana – otorgado por el General – y recordada por la historia oficial desdibujada bajo la imagen de una de las niñas de Ayohuma. Un día Juan José Viamonte miró a una vieja mujer que pedía limosna en la actual plaza de Mayo y reconociendo algo familiar en su mirada, le preguntó su nombre: “María Remedios del Valle”, respondió la anciana. Era negra como negro fue Falucho y como negro fue el Sargento Cabral.
 
Los negros libres llegaron a integrar el 65% de las tropas del Ejército del Norte al mando del General San Martín. Pero en las escuelas de la Nación  nuestros niños escriben en cuadernos que llevan por nombre Rivadavia, nuestros presidentes se sientan en un sillón con ese mismo nombre y como si fuera poco se obliga a nuestros niños a rendirle homenaje a Sarmiento como el Maestro de América.
 
Miradas
 
Vistas estas pequeñas viñetas de la historia, no podemos los argentinos tener una mirada miserable frente a la conmemoración del Bicentenario. La historia muerta, culmina siendo un conjunto de acontecimientos que ya pasaron. La historia viva, por el contrario, se convierte en un espejo donde podemos reconocernos, ver en el otro a un semejante y a partir de allí construir un legado para transmitir a las generaciones futuras.  
 
Es así que, el pensamiento que introduce la periodista en el relato que pretende realizar de los festejos del Bicentenario del Barrio Pedro Molina I, descansa en el desprecio por nuestros orígenes como patria, transformándose así en una ofensa a todos esos niños, maestras y ciudadanos que celebraron el 25 sintiéndose parte insoslayable de una historia común: la de los pueblos unidos del sur.
 
Escritos como al que nos referimos, afirman la negación de la historia y alimentan y expanden el pensamiento oligárquico actual: un pensamiento sin sangre en las venas, sin ombligo en la carne y sin recuerdo en la memoria.
 
Valgan entonces estas palabras dichas por nuestro hermano Octavio Paz  como conjuro vivificante ante tanto pensamiento infame:
“...no soy
no hay yo
siempre somos nosotros...
muestra tu rostro al fin
para que vea mi cara verdadera
la del otro
mi cara de nosotros...”
 
 



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