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Humanidad Sobrante

 

Disertación presentada en el

II Congreso Internacional Extraordinario de Filosofía.

El Proyecto Humano y su Futuro: Alternativas

9 al 12 de julio de 2007

San Juan, Argentina

 

 

Foro: Algunas perspectivas contemporáneas sobre los derechos humanos

Tema: “Humanidad sobrante. El crimen Perfecto”  (Extracto del trabajo homónimo perteneciente a José Figueroa y Viviana Demaría)

Ponente: Mg. José Figueroa (Universidad Nacional de San Juan – Facultad de Ciencias Sociales)

 

ABSTRACT

 

El tiempo por venir ya no es el territorio en el que habitan los mejores sueños de los hombres (el 10% de los adultos cuenta con el 85% de los activos globales en el año 2000 y de ellos, el 1% de adultos más ricos[i] posee el 40%). En contraste, la mitad más pobre de la población adulta del mundo sólo es dueña del 1% de la riqueza global. Esto demuestra que la dinámica del capitalismo ha seguido su marcha inexorable hacia la concentración y centralización del capital. La élite de la que hablamos es obviamente aquella minoría de homo economicus que representa sólo el 6,5% de la población del mundo, pero cuyas decisiones privadas –hoy más que nunca en toda la historia – han afectado ya no sólo a las instituciones estatal-nacionales; sino al medio ambiente y a toda la especie humana.

 

Acaso el tiempo para nosotros… ¿es el tiempo que queda?

 

 

HUMANIDAD SOBRANTE

  

 

Cada formación histórica

dice todo lo que puede

en función de

sus condiciones de enunciado,

del mismo modo que ve

todo lo que puede

en función de

sus condiciones de visibilidad.

Deleuze

 

 

Al calor del impacto brutal de los totalitarismos del siglo XX, Hannah Arendt se propuso comprender lo incomprensible, aquello para lo cual el pensamiento filosófico-político moderno carecía de conceptos: ¿Cómo juzgar lo imperdonable? ¿Cómo pensar lo incomprensible? ¿Cómo hacer frente a lo nuevo? su obra aún nos convoca a una tarea sin concesiones: interrogar el mundo del siglo XXI más temprano que tarde ya que de esa manera tendremos "el derecho de esperar, aún en los tiempos más oscuros, alguna iluminación que probablemente provendrá de la luz tenue, incierta, centelleante que algunos hombres y mujeres, en sus vidas y sus obras, encenderán en casi cualquier circunstancia y esparcirán sobre el lapso temporal que les fue dado en la tierra". ¿Por qué su pensamiento tiene actualidad?

El proyecto humano del actual capitalismo globalizado se basa sintéticamente en dos proposiciones a resolver: la primera es que con el 20% de la población activa en el mundo, bastaría para mantener en marcha la economía mundial (el problema a resolver es qué hacer con el 80% de la PEA mundial “sobrante” que no tendrá empleo: casi 2 mil millones de personas). “Con tanta gente no se puede gestionar el medio ambiente, ni la sociedad, ni la política”. Esto se decidió en septiembre de 1995, cuando la fundación Gorbachov inauguró en el Hotel Fairmont de San Francisco el “State Of The World Forum" (Foro sobre el Estado del Mundo). Por primera vez la elite mundial se reunió para decidir acerca del “destino de la nueva civilización”. La convocatoria fue bajo el lema de reunir “al genio creador más poderoso de nuestra especie, en la búsqueda de soluciones a los desafíos que enfrentará la humanidad en el siglo XXI”. Una vez definidos los principios de trabajo, la asamblea comenzó reconociendo una evidencia que no merecía discusión: “en el próximo siglo dos décimas partes de la población activa serán suficientes para mantener la actividad actual de la economía mundial”…el resto, el actual 80% de los trabajadores del planeta, está de más en el mercado laboral…y en el mundo. (La Población Económicamente Activa (PEA) mundial era en 1990 de 2,374 millones de trabajadores; según el cálculo realizado en dicho Foro, el 20% con el cual se puede desarrollar el mercado sería equivalente a 474.800.000 de trabajadores. El 80% restante que no podría absorber el mercado sería de 1.899.200.000 trabajadores).

 

La segunda proposición es que si esta sociedad basada en el mercado quiere y desea mantener sus actuales niveles de consumo (léase la sociedad integrada al mercado en su carácter de consumidores) deberá suprimir a 4.200 millones de seres humanos antes del año 2050 para hacer compatible el sistema alimentario actual con el tamaño de la población del mundo. Y esto se dice en un planeta que podría alimentar sin problema alguno a 12 mil millones de seres humanos (una cifra que equivale al doble de la humanidad actual) con una dieta de 2700 calorías por individuo por día. Dale Allen Pfeiffer, en el año 2005, dio a conocer un informe, donde señala que sobrarán comensales dentro de 25 años, denominado “Comemos combustibles fósiles”. Allí calculó que Estados Unidos tendrá que deshacerse en los próximos 25 años de 92 millones de personas “si quiere mantener sus niveles de crecimiento y consumo” y el resto del mundo deberá suprimir a 4.250 millones de seres humanos antes del año 2050 para hacer compatible el sistema alimentario actual con el tamaño de la población del mundo.

 

Por esto es que el 10% de los actuales “amos del mundo” promueven la vuelta a un planeta con 4.000 millones de personas que puedan integrarse, tener trabajo o comida, porque la humanidad del 2050 tampoco exigirá mucho más. En dicho proyecto humano ya estamos contados como víctimas y el único destino es terminar inmolados en aras de la supervivencia del mundo del mercado.

 

¿Quiénes se arrogaron la representación de toda la especie humana? Entre los 500 presentes se encontraban algunas de las personas “más poderosas de nuestra especie” entre otros: Mihail Gorbachew, George W. Bush, Zbigniew Brzezinski, Margaret Thatcher, Ted Turner, Bill Gates, David Packard entre otros que – como todos sabemos – formaron parte el núcleo duro de lo que hoy conocemos como neoconservadurismo. Por otra parte, Pfeiffer en su estudio, se basó en un trabajo que cita profusamente titulado “Food, Land, Population and the U.S. Economy, Executive Summary” (1994), cuyos autores son David Pimentel (Universidad de Cornell) y Mario Giampietro (Instituto della Nutrizione, Roma). David Pimentel, es miembro directivo de la DASA (“Alianza de la Diversidad para una América sostenible”) una institución xenófoba y racista, cuya misión en América es oponerse a la inmigración “ilegal” sosteniendo que “a todos los hijos de extranjeros ilegales les deben ser negados todos los servicios públicos, educativos y todas las ventajas de bienestar, efectivo y no monetario excepto una asistencia médica de emergencia y deben ser considerados no-ciudadanos” (Lemas de la DASA, aportados por las instituciones que en ella convergen: “Americanos para la Inmigración Cero” y “Familias para una América Segura”). Es notable la familiaridad de estas organizaciones con aquellas por las cuales milita incansablemente Samuel Huntington como así también con el discurso sostenido en el polémico texto ¿Quiénes somos?[ii] Tanto Pfeiffer como Brzezinski (ex consejero de seguridad nacional de Jimmy Carter, autor de varios libros y fundador de la Trilateral Comission) han sobrevivido a Tacher y Reagan y hoy, en consonancia con aquellas decisiones históricas, continúan realizándolas de la mano de un reconocido intelectual: Francis Fukuyama desde el “Proyecto para un Nuevo Siglo Americano”[iii].

 

Castoriadis postula que no hay una definición universal de humanidad sino situaciones que instituyen una humanidad específica. Somos concientes que este relato resultaría inverosímil si no consideramos una categoría central: el concepto práctico y contingente de lo humano. Hace doce años que una parte de la humanidad ha sido dejada fuera del mundo por quienes se arrogaron el derecho a nominarla y categorizarla como humanidad sobrante. Se estableció así cuál es la propiedad fundante de lo humano dentro del contexto en el que se instituye una clase que arrebata el poder de nominar y aquella que es destituida simbólica y prácticamente. El problema radica en que recién ahora podemos dar cuenta de ello.

 

 

EL PUEBLO ELEGIDO Y LA HUMANIDAD SOBRANTE

 

 

“… la expansión neo-liberal

tiende a disolver todas las creencias

 y a aplacar o aplastar

toda la emergencia de cualidades,

contenidos y hasta de lenguas diferentes,

para imponer una sola marca,

un solo idioma

y al mismo tiempo

un solo sistema económico,

que si es económico es político,

si es político es militar

y si es político-militar

es religioso…”[iv]

León Rozitchner

 


Porque hay “Humanidad sobrante” ¿hay “pueblo elegido”? Ese es un interrogante. Otro, que visto que hay un “destino manifiesto” para algunos ¿hay “destino trágico” para los otros? Entonces ¿cómo transitar, dentro de las conquistas de la racionalidad moderna, la cadena asociativa que narra Rozitchner?  La clave está en el final.

 

Una primera cuestión que atraviesa la historia de los Estados Unidos hasta el presente es aquella originada por su peculiar proceso de independencia. Todo parece indicar que en los Estados Unidos éste proceso careció del componente secular que aportó el iluminismo a la Revolución Francesa en Europa. Es por este motivo que al preguntarse, obsesivamente, Huntington (uno de los intelectuales más representativo de los Estados Unidos[v]) Who we are?, recurre a la importancia de la cristiandad bíblica que tiene sus raíces en los mitos fundacionales de esa república y en la estricta religión que trasladaron los puritanos del Mayflower[vi]

Allí es dónde este asesor encuentra el clivaje donde justificar la representación actual de los estadounidenses: “Los colonos desarrollaron en los siglos XVIII y XIX el Credo norteamericano, con sus principios de libertad, igualdad, individualismo, gobierno representativo y propiedad privada” “La ‘separación de la iglesia y el Estado' es el corolario de la identidad entre religión y sociedad. Ese proceso reconocido en la historia como “la independencia de los Estados Unidos”, sostendrá entre sus ideales una noción de libertad, enajenada absolutamente de aquellas enarboladas en las revoluciones de Francia y América del Sur. Continúa Huntington…”Su propósito (…) no era hacernos libres de la religión, sino hacernos libres para practicar la religión.”[vii]

 

Obsérvese como, en la última frase, el autor utiliza el infinitivo y el pronombre enclítico dándole una vigencia y una extensión a los designios pasados que opera como fundamento actual de la identidad. Es evidente que sí hubo un proceso de independencia de las colonias respecto de Inglaterra. Lo que no hubo, sin duda alguna, es revolución. No al menos como en Francia y América del Sur, tampoco con los mismos ideales.

 

Porque lo que se hizo en esa parte de América fue la aplicación lisa y llana de la convicción religiosa calvinista en la existencia de un plan suprahumano para el género humano; un injerto directo de la “revolución moral” de la Gran Bretaña a la Nueva Inglaterra. “El calvinismo anglosajón idealizó la vida del mercader, el puritanismo incorporó una aureola de santidad a la conveniencia económica y ofreció un credo religioso moral que unió los bienes materiales a la vida del buen cristiano. Esta religión consagró la nueva utopía económica, la cual secularizó la religión y divinizó la actividad mundana”[viii].

 

Podría entenderse, desde las perspectivas contemporánea y moderna, como un anacronismo el hecho de buscar en la Biblia la inspiración de la política - como en el Sacro Imperio o la Europa del Antiguo Régimen, donde la Providencia justificaba las decisiones políticas de la monarquía absolutista - ello supondría obviamente un retroceso de siglos, pero el interrogante que surge a partir de estos argumentos…¿es absurdo; quizás excesivo?...¿y si los Estados Unidos jamás fueron una nación de ciudadanos al estilo secular de Francia o el Río de la Plata?

 

La Gracia Soberana de Dios

 

La meta es el origen

Karl Kraus

 

Si como manifiesta Francis Fukuyama al reconocer a los Estados Unidos como una “democracia liberal”, viene a cuento acudir a quien es sin duda su exponente más idóneo: Adam Smith.  Dentro de su moral calvinista – y como miembro de la iglesia presbiteriana de Glasgow [ix] - simplemente recogió una evidencia: “la mano invisible” es la forma en que la “providencia divina” se manifiesta en la economía, y ello es símbolo de la soberanía de Dios. Al sostener que la razón es impotente para alcanzar la verdad, se aleja de la modernidad para regresar a la certidumbre que plantea para los tiempos el Antiguo Testamento. Si el conocimiento de las primeras verdades debe buscarse en la revelación y no en la razón, resulta de ello que toda la teoría económica liberal implica de hecho una fe religiosa absoluta fundada en la concepción de Providencia del calvinismo.

 

Adam Smith sencillamente traduce en su tiempo la idea de Calvino como un credo moral puritano[x] al alojar en su sistema “la mano de Dios”, la que es símbolo de poder absoluto sobre la creación. La pregunta obligada aquí es ¿por qué el resto del mundo asumió como racional[xi] los producidos de la moral calvinista y también inglesa, incluso aquellos credos no protestantes y en las antípodas de esa cosmovisión? ¿será que el término con que nos inspira Rozitchner (el neoliberalismo) no es más que el ropaje actual con el que llega a nosotros aquella moral puritana? Lo esencial resultó invisible a los ojos.

 

El carácter más dramático del giro paradigmático moderno se juega precisamente en la transición entre dos visiones que explican el mundo y sus sucesos: una – anterior a la modernidad – centrada en explicar los fenómenos naturales y sociales a través de fuerzas sobrenaturales o divinas; y otra – la moderna – que situándose en el ejercicio de la razón, explica, asume y atribuye los eventos sociales e históricos a lo humano mismo, al efecto de su capacidad de creación y destrucción, y los fenómenos naturales ya no al capricho de dios, sino a relaciones internas a la misma naturaleza, susceptibles de ser conocidas y explicadas por la razón humana. Se postula que este tránsito emancipa la subjetividad en el sentido del efecto del desencantamiento del mundo moderno que – al poner en crisis todo criterio de autoridad dogmática, verdad revelada e interpretaciones del mundo y de sus acontecimientos físicos, políticos, económicos y sociales recurriendo a una exclusiva y omnipotente voluntad sobrenatural – relanza a los seres humanos al reto de pensarse a sí mismos, prefigurarse en sus posibilidades futuras y mirar así, críticamente, su presente y pasado. Es por esto que a la racionalidad moderna le resultó de dudosa factura todo aquello que ponía el acento en la fe.

 

Excede a éste trabajo dar cuenta sobre el retorno de lo reprimido que se nos ocurre análogo al Opus Nigrum de las ciencias sociales.[xii] Sin embargo, dos sucesos relevantes, convergieron: en el caso de los Estados Unidos, este precepto nunca alcanzó sus costas, sino uno antagónico; en el caso del resto del mundo, se ilusionó que sí.  Entendemos entonces que nos enfrentamos a una situación paradójica: una nación que nació en pleno Iluminismo, que durante siglos ha sido vista como emblema de la civilización y la racionalidad moderna, cuna de la libertad y la democracia, nos arrastra hoy a preguntarnos; en realidad, Estados Unidos, ¿es algo más que una patética teocracia calvinista?; en el fondo, los Estados Unidos ¿son ellos una comunidad bíblica basada en creencias puritanas que ha sobrevivido a la separación entre Estado e iglesia a pesar de la frontera establecida por su Constitución después de la independencia en 1776? Recordemos nuevamente al profesor de Harvard:   “La ‘separación de la iglesia y el Estado' (en Estados Unidos) es el corolario de la identidad entre religión y sociedad”: A confesión de parte, relevo de pruebas.

 

Pero los interrogantes acerca de los Estados Unidos, no son más que una anécdota, una excusa para ahora sí, interrogarnos acerca de quiénes somos nosotros. Porque si ellos son eso que expresan y si declaran a viva voz la  misión que tienen como destino – misión que involucra al resto del mundo como escenario de realización – lo que proponemos aquí, es un ejercicio de memoria. Porque si la memoria elige lo que olvida, la racionalidad moderna olvidó que el núcleo contra el que la civilización edificada sobre la primacía de la razón, luchó por dar por concluido, fue el ciclo de supremacía del creacionismo. Y ese núcleo, nos muestra hoy que encuentra expresiones a la manera del retorno de lo reprimido. Proseguimos entonces, gracias a lo dicho por Rozitchner, transitando el recorrido de la marca: que si es económica es religiosa y si es religiosa es militar[xiii]. Dice Max Weber casi parafraseando a Hobbes “la violencia y la barbarie ética son los recursos de este mundo [xiv]”.

 

El puritanismo con su gracia específica y su ascetismo vocacional, cree en los mandamientos rígidos y revelados de un dios. Esos mandamientos deberían ser impuestos a toda criatura apelando a los recursos de este mundo, a saber: la violencia, ya que el mundo está bajo el imperio de la violencia y la barbarie ética. Si el puritanismo cree que los mandamientos deben ser impuestos, los métodos violentos quedan, así, santificados. La idea de misión que posee la teología puritana excluye el reconocimiento de los réprobos como pertenecientes a la comunidad humana[xv] y si la aristocracia de la salvación (el pueblo elegido, los Estados Unidos[xvi]) tiene la misión de purificar al mundo del pecado, el mandato de realizar dicha evangelización, conlleva la agresión y la violencia.

 

Crear el cielo en la tierra, dar forma a la nueva Jerusalem, realizar la causa divina, son dentro del ethos norteamericano el modo de expresión del “destino manifiesto” de esa nación, la que requiere, de este modo, el uso de los ejércitos. Huntington lo afirma de manera brutal "Occidente no conquistó al mundo por la superioridad de sus ideas, valores o religión, sino por la superioridad en aplicar la violencia organizada. Los occidentales suelen olvidarse de este hecho, los no-occidentales nunca lo olvidan."

 

Esto es lo que excluye la posibilidad de fraternidad entre los hombres y la noción de igualdad, por este medio, está supeditada al cumplimiento de las condiciones que se requieren para ser parte de los elegidos. Entonces, las nociones de libertad, igualdad y democracia contenidas en su declaración de independencia, deben ser leídas bajo una lente, diversa a la que propone la racionalidad moderna: deben entenderse como regalos de la misericordia divina ajenos a la voluntad humana; por ende no sujetas a deliberación. Es por lo dicho que el neoliberalismo deviene en un modo de producción de subjetividad no emancipada. Y en esa subjetividad el mundo está dividido en benditos y réprobos.

 

Sólo una subjetividad emancipada como la de Benjamín pudo advertir, seis décadas atrás – en su Tesis de Filosofía de la Historia – que “articular históricamente lo pasado no significa conocerlo “tal y como verdaderamente ha sido”. Significa adueñarse de un recuerdo tal y como relumbra en el como se le presenta de improviso al sujeto histórico en el instante del peligro. El peligro amenaza tanto al patrimonio de la tradición como a los que lo reciben. En ambos casos es uno y el mismo: prestarse a ser instrumento de la clase dominante. En toda época ha de intentarse arrancar la tradición al respectivo conformismo que está a punto de subyugarla. El Mesías no viene únicamente como redentor; viene como vencedor del Anticristo. El don de encender en lo pasado la chispa de la esperanza sólo es inherente al historiador que está penetrado de lo siguiente: tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer”[xvii].

 

Citas

 

[i] Este último grupo cuenta con 37 millones de miembros. A pesar de que en Norteamérica sólo habita 6% de la población adulta mundial, posee el 34% de la riqueza (El estudio utiliza el término en el sentido de valor neto: el valor de los activos menos pasivos físicos y financieros. En este sentido, la riqueza representa la propiedad de capital). En “La Distribución Mundial de la Riqueza de los Hogares”. Instituto Mundial para la Investigación de Desarrollo Económico de la Universidad de las Naciones Unidas, UNU-WIDER. Diciembre de 2006

[ii] Huntington, S. Who we are? The Challenges to America’s National Identity , New York, 2004. Este libro es en realidad un informe para el Departamento de Estado sobre el futuro de la identidad nacional de Estados Unidos que luego se ofreció para el “gran público”. En otras palabras, fue financiado por la administración de George Bush.

[iii] En consonancia con sus fundamentos, el documento llamado “The Project for the New American Century”, señala el camino que los Estados Unidos deben transitar para así gobernar el mundo: a)que necesitamos aumentar los gastos para defensa perceptiblemente para realizar nuestro mandato global asumiendo las responsabilidades hoy y modernizando nuestras fuerzas armadas para el futuro; b) que necesitamos consolidar nuestros lazos con los aliados democráticos y retar a duelo a los regímenes hostiles que desafían nuestros intereses y valores; c) que debemos promover la causa de la libertad política y económica en todo el mundo; d) que necesitamos aceptar la responsabilidad del papel único de América en preservar y ampliar un orden internacional amistoso y conveniente a nuestra seguridad, nuestra prosperidad, y nuestros principios. Entre algunos miembros más reconocidos firman Donald Rumsfeld, Francis Fukuyama, Jeb Bush, Dick Cheney, Jeane Kirkpatrick, Paul Wolfowitz y John R. Bolton

[iv] Yasenza, C. Entrevista a León Rozitchner Revista La Tecl@, mayo de 2003.

[v] Samuel Huntington ha sido miembro del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca durante la administración de Clinton. Henry Kissinger lo nombró miembro de la Comisión Presidencial para el Desarrollo Internacional y luego en la Commission on the United Status Latin American Relationships desde donde colaboró con las dictaduras de Pinochet, en Chile, y Videla, en Argentina. Fué asesor de Richard Nixon, sobre la forma de reforzar las acciones secretas de la CIA, donde se vió envuelto en un escándalo cuando se reveló que la Agencia le solventaba sus publicaciones en revistas universitarias donde respaldaba las operaciones secretas. Jimmy Carter lo nombra miembro de la Comisión Conjunta del Consejo de Seguridad Nacional y el Departamento de Defensa para la estrategia integrada a largo plazo. Hoy es administrador del Freedom House, asociación anticomunista que preside el ex director de la CIA, James Woolsey. Es profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Harvard.

[vi] En 1620 a bordo del Mayflower europeos de origen anglosajón llegaban a las costas de la hoy América del norte. Habían salido de Inglaterra a causa de las persecuciones religiosas y realizaban ese viaje “por la Gloria de Dios, y el Fomento de la Fe Cristiana”. Eran los puritanos, que alcanzaban lo que ellos consideraban “Nuevo Paraíso”. Habían realizado el viaje porque se consideraban el “pueblo elegido”. La colonización aparecía así como el cumplimiento de una profecía de las escrituras y, por consiguiente, acorde al plan de Dios.

[vii] Huntington, S. Who we are? The Challenges to America’s National Identity , New York, 2004. Este libro es en realidad un informe para el Departamento de Estado sobre el futuro de la identidad nacional de Estados Unidos que luego se ofreció para el “gran público”. En otras palabras, fue financiado por la administración de George Bush.

[viii] Le-Fort, R. “La revolución moral escocesa: la santificación de los mercaderes”. Revista de Filosofía. Universidad Católica de la Santísima Concepción. Año 1 Nº 1,. Concepción, Chile, 2002.

[ix] Adam Smith para asumir la cátedra de “Lógica”, había firmado su “Confesión de Fe” (como creyente honesto), dado que dicha casa de altos estudios era una institución confesional donde sólo se designaba a los miembros de la iglesia que declaraban públicamente su dogmática

[x] Si bien en la Inglaterra de los siglos XVI y XVII existe una diversidad de doctrinas teológicas, sin embargo hay también una unidad de creencias y un centro de valores comunes admitidos por todos. Esta actitud unitaria del modo de vida puede ser designada por esa “palabra de muchos matices que es puritanismo”. En Merton, R. K. “Ciencia, tecnología y sociedad en la Inglaterra del siglo XVII”. Alianza, Madrid, 1984.

[xi]La heteronomía es el estado de la sociedad opuesto al de la autonomía. Los sujetos - atados a un mito desconocido por ellos como tal - atribuyen un origen extrasocial a las leyes que los gobiernan, como si no fuera obra de los humanos, como si todo fuera un instituido, perdiéndose la noción de la capacidad instituyente del colectivo. Así sea con la sociedad feudal, o con el orden cosmológico incaico, o con los mitos del capitalismo actual lo que se consigue es ocultar las fuente del poder en el conjunto. Y así el poder se hace más ajeno a los sujetos”. Castoriadis, C.  en “Glosario”, Revista Magma.

[xii] Opus Nigrum es una recreación novelada del siglo XVI en el que el inmovilismo de la Edad Media, terminó de perder su batalla ante el Renacimiento. Fue uno de los períodos más atroces de la humanidad y esa atrocidad provenía de la repetición de una constante de la historia: la resistencia de ciclos concluidos a retirarse de una escena a la cual ya no tiene nada que ofrecer. Yourcenar, M. “Opus Nigrum”  Ed. Alfaguara, Buenos Aires, 1986.

[xiii] El papel único e indispensable que Estados Unidos ha adquirido se relaciona íntimamente con su condición de única superpotencia militar del planeta, cuyo gasto en armamentos equivale prácticamente al del resto de las naciones en su conjunto. Estados Unidos ha desplegado 750 bases y misiones militares en 128 países, una máquina de guerra sin parangón en la historia de la humanidad, y bastión final para la defensa, tutela y ataque del sistema imperialista mundial.

[xiv] Weber, M. “Sociología de la religión”. La Pléyade, Bs. As.

[xv] La doctrina calvinista sostiene básicamente que Dios ha decidido desde la eternidad condenar a una parte de la humanidad y salvar a la otra, sin que los seres humanos puedan alterar este designio divino. Siguiendo esta lógica implacable, el amor al prójimo y al mundo no es un fin en sí mismo, no es altruista o expresivo, sino meramente instrumental y se explica como un medio para servir al orden del mundo predestinado por Dios.

[xvi] “No renunciaremos a cumplir la parte que nos corresponde dentro de la misión que toca a nuestra raza: ser garante de los planes divinos de civilización mundial. Seguiremos adelante con esta tarea, no quejándonos como esclavos, por tener que llevar tan pesada carga, sino expresando gratitud al Todopoderoso por la misión encomendada, y por habernos elegido como pueblo, encargándonos de guiar la regeneración del mundo”. Beveridge, A. J. “En defensa del Imperio Americano”. http://www.mtholyoke.edu/acad/intrel/ajb72.htm

[xvii] Benjamín, W.  “Tesis de Filosofía de la Historia” Tesis 6 -  Revolta Global – Formacio  www.revoltaglobal.net




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