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Corresponsales de Guerra
 
 
Por José Figueroa y Viviana Demaría


 
España ¡urgente!
 
En Cabezas de San Juan y bajo el reinado de Fernando VII, un General masón se subleva ante la mirada atónita de los cortesanos. Una flota cedida a la corona por el zar de Rusia destinada a sofocar para siempre la Revolución en el Río de la Plata se encontraba a punto de zarpar cuando de pronto, uno de los batallones destinados a reprimir el levantamiento de las colonias, liderado por el General Rafael del Riego y Núñez, tomó por asalto la ciudad impidiendo la partida de los efectivos realistas hacia las Américas. Este suceso ha puesto en serio riesgo la potencia represiva del imperio de Fernando VII respecto de su control sobre los insurrectos americanos.
 
Los comentarios que se suscitan en el frente van desde "crimen de lesa majestad" y "Traidor a España" hasta posibles vinculaciones con otros secuaces como un tal General José Francisco de San Martín, considerado en España como un renegado.
 
Las conjeturas que se tejen hablan de una conspiración internacional de la masonería, en la que el General Rafael del Riego y Núñez habría declinado su aspiración de extender la revolución liberal a España en pos de la libertad en América, aceptando que -de darse la libertad de las colonias- caería indefectiblemente la monarquía absolutista en España.
 
Otro dato que es para considerar es el tiempo que ha llevado la preparación de estos acontecimientos en el campo estratégico. Evidentemente, más allá del encuentro posible que hayan tenido estos dos insurgentes en alguna de las cientos de sociedades patrióticas que corroen como ácido el absolutismo monárquico, las convicciones de ambos se presuponen fuertes y decisivas.
 
Sin noticias del americano José de San Martín, Rafael del Riego y Núñez habría proseguido con lo acordado motivado sólo por la confianza en que aquel cumpliría con su palabra y daría en continuar el plan revolucionario a lo que dé lugar.
 
Los letrados y estrategas españoles descartan la teoría del foco inclinándose por una corriente generalizada de ideas revolucionarias por lo que no desechan nuevos brotes en diversas partes.
 
La relación de José Francisco de San Martín con Simón Bolívar y otros insurgentes americanos, preocupa a la corona que ha visto conmovido su poderío de modo decisivo. La intriga fundamental es cómo el General del Riego logró insuflar en el ánimo de sus tropas la idea de inmolarse en una sublevación en pos de la libertad de pueblos tan alejados de la madre patria y sin conocimiento cierto de las victorias o derrotas de sus aliados en América.
 
Las últimas noticias daban por hecho la partida del General San Martín hacia Chile por un difícil como inadmisible camino de montaña. Se sabe que ese ejército se encuentra conformado por negros cuya libertad ha sido comprada con cheques sin fondos (que Don José Francisco no tuvo pudor alguno en entregar a ciertos terratenientes sanjuaninos), por románticas bandidas rurales a quienes se les dejó de perseguir a cambio de servir a las filas de la causa libertadora: entre tales personajes se nombra a una tal Martina Chapanay, a quien se le ha encomendado ciertas acciones de espionaje que confunden aún más a las tropas que roban para la corona.
 
Tal desaguisado comprende también a mujeres patricias que no dudan en donar sus joyas para esa loca aventura, a frailes que han dejado la paz de sus conventos para fabricar armas como así también a intelectuales fascinados por las ideas de la Belle France y que están prestos a ir hacia una de las primeras ciudades fundadas, Tucumán, para declarar la postergada independencia y así secundar a este General que no se anda con chiquitas y para quien dicha empresa es comparable a soplar y hacer botellas como le ha aclarado socarronamente un sensato político que de ese modo cultiva su impaciencia.
 
Sabemos que este precario ejército lleva una bella bandera cosida por manos femeninas con ganas de flamear orgullosa y sin los epítetos infames con que el Triunvirato la recibió al nacer. Y allí va ese ejército con una montaña por delante del mismo tenor que sus anhelos y convicciones, liderado por el General que habla francés y lee el extravagante libro de Thomas Paine sobre los Derechos del Hombre.
 
Se dice que pretende no sólo llegar a Chile para libertar de la dominación española a esa futura nación y que sus sueños no caben en la historia. Los corrillos hablan del plan desquiciado de subir esa flamante caballería a unos barcos, navegar por mar, presentar batalla en el Alto Perú y unir sus ejércitos al inquieto General Bolívar que apenas mide 1,68!!!
 
Un reconocido cortesano español expresó a estos corresponsales: "¡Vaya a saber Dios, qué más tendrán en mente estos delirantes americanos!"
 
Nuestra gaceta ya habría informado que algunos personajes como Francisco Narciso de Laprida y Fray Justo Santa María de Oro, habrían estado trabajando en pos de acelerar la cuestión de la independencia en tierras del Plata. De hecho, los dirigentes eclesiásticos, habían dado en excomulgar al sacerdote por haber renegado de las premisas básicas que la Madre Iglesia sostiene: religión y rey. Sin embargo el prelado prosiguió con sus convicciones sin renunciar a su fe considerando que el logro de la independencia circula por otro registro diferente al propuesto por la institución religiosa.
 
Lo más llamativo y grave de esta situación, es que junto a las discusiones sobre la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata de la dominación de las fuerzas reales (y de toda otra potencia extranjera como otros exaltados proponen que el texto independentista diga), una camarilla ha redactado lo que se podría denominar un Decreto de Necesidad y Urgencia, planteando que si bien la independencia ya es una realidad, la revolución debe concluir.
 
Excediendo sus mandatos, ha trascendido que aprovecharían la buena fe del resto de diputados locales que obviamente deben volver a sus remotos lugares, pergeñando un documento vergonzante y secreto que adosarían a la ilustre declaración titulado "Fin de la revolución, principio del orden" que dejaría mal parada toda esta sublime campaña digna de mejor suerte.
 
Luego de este reporte e intentando un análisis más profundo, nos preguntamos ¿Qué motivos tenía el General del Riego y Núñez para sacrificar a todo un ejército en tierras tan lejanas a la americana? ¿El General San Martín estará llevando adelante una revolución en nombre de quién? ¿Qué internas han sucedido entre los revolucionarios de Mayo, los ilustrados de Julio y estos autoproclamados representantes del pueblo que pretenden dar fin por decreto a la Revolución en América? ¿Qué quedará del descomunal, abnegado y excitante espíritu que impulsó la emancipación? ¿Qué futuro le espera a José Francisco de San Martín, de triunfar en su plan revolucionario, si no cuenta con el apoyo ideológico ni político de los dirigentes de las incipientes Provincias Unidas del Río del Plata? ¿Qué sucederá con Fernando VII y su reinado luego de este golpe mortal a sus fuerzas bélicas que pone en inferioridad de condiciones a la corona española tanto frente a sus convulsionadas colonias como a sus vecinos europeos? ¿Reconocerá la historia americana el compromiso de este abnegado General Español en la causa libertaria de América? ¿Acaso su directa contribución al logro de la libertad merezca el nombre de una calle, una plaza? ¿o quedará a merced de la frágil y perecedera memoria humana?
 
Interrogantes y análisis para Gaceta de Los Andes, desde la convulsionada Madre Patria, en 1820, de dos corresponsales. ¡Constitución o muerte!
 



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